Desarrollar la capacidad de los niños y jóvenes para abordar problemas desafiantes en su escuela, mejorar su salud emocional y bienestar, participar en decisiones que afecten a su comunidad escolar, respetar los derechos e integridad de los demás, valorar la diversidad cultural y desarrollar la solidaridad entre compañeros de diferentes orígenes, trabajar cooperativamente y reconocer responsabilidades hacia los demás y la sociedad en su conjunto.

Desarrollar la capacidad de los educadores para mejorar el bienestar emocional de los alumnos, identificar factores de riesgo y protección psicológicos, sociales y ambientales en su propio contexto escolar, llevar a cabo un análisis de necesidades apropiado de la violencia en sus propios entornos, identificar e implementar sus propias necesidades de formación, diseñar e implementar políticas escolares efectivas, familiarizarse con las mejores prácticas en toda Europa para contrarrestar la violencia en las escuelas.

Desarrollar la capacidad de los encargados de formular políticas para desarrollar vínculos apropiados con organismos relevantes en la comunidad y a nivel nacional, facilitar la acción a nivel gubernamental basada en la mejor evidencia disponible recopilada de la investigación y la práctica en toda Europa, contribuir a la legislación diseñada para proteger a los niños y jóvenes de la violencia, crear sistemas para monitorear la magnitud y los patrones de violencia entre los niños y jóvenes, crear sistemas para la documentación, coordinación y difusión continua de las mejores prácticas a nivel nacional y europeo.